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¿Porque votar al menos perverso?
En el año 2000 se puso en marcha el RHIC (Relativistic Heavy Icon Collider), un acelerador de partículas en el que se hacen colisionar núcleos de átomos pesados, principalmente de oro o plomo. El temor vino porque porque aparecieron sospechas de que este instrumento podía destruir la Tierra, e incluso el Universo entero.
El RHIC tiene como misión estudiar los primeros instantes de la vida del Universo, cuando empezaron a condensarse las primeras formas de materia. Para ello, se provoca la colisión frontal de núcleos de átomos pesados acelerados a velocidades muy próximas a la de la luz, colisión que genera una sopa de partículas a un altísimo nivel de energía, similar a la que formaba el Universo tras el Big Bang.
El problema vino cuando se planteó que, dadas las condiciones extremas en las que se encuentra esta sopa podrían producirse fenómenos que escapan a la física estándar; para ser mas precisos, se barajaron tres posibles catástrofes:
¿Es posible alguna de estas catástrofes? Los físicos involucrados en el proyecto respondieron que no, basándose en una prueba muy simple: Aunque los niveles de energía que debía alcanzar el RHIC son muy altos, siguen siendo una ridiculez comparado con el nivel de energía de los rayos cósmicos; para ser mas precisos, el RHIC funciona a una energía de unos 400Gev (GigaElectronvoltios), mientras que la radiación cósmica que impacta sobre la Tierra y la Luna tiene una energía del orden de 1011Gev. Dicho con otras palabras, que si las energías que maneja el RHIC fueran suficientes para provocar una catástrofe como las descritas, la radiación cósmica ya la habría provocado.
Aunque la prueba definitiva de que el RHIC es inofensivo es que, pese a que lleva funcionando desde el año 2000, el mundo sigue existiendo.
Como dato curioso, en el docudrama de la BBC “Cuatro maneras de acabar con el mundo“, una de las catástrofes que describe es precisamente la fabricación de materia extraña en el RHIC.